Tiempo escaso.
Tierra seca esperando mi cuerpo sangriento,
una fosa esperando mi cuerpo descompuesto.
Aquel sujeto me observa cuando me recuesto,
el ente en mis sueños cada vez es más terco.
Las miradas de mi ventana cada día más desesperadas,
entiendo que muchas criaturas desean mi alma,
como la que frío de su cuerpo emana,
y me acecha todas las madrugadas.
Cada paso que doy, cada lugar que recorro,
estoy consciente de que no tengo socorro.
Un día ellos ganarán, no habrá marcha atrás.
Mis ojos lo han previsto, se acerca mi final.
Pero hasta que ese día llegue,
seguiré aferrándome a la vida un poco más.