Post mortem.
Noche fría, mi aliento es escaso.
Aquel ente me mira en descanso.
El tiempo previsto llegó a su plazo,
el olor a perfume atrapa mi olfato.
Voces murmuran, ojos me observan.
Escucho una risa, algo cautela.
Pasos escucho, llantos que aterran.
Personas me tocan, diciendo que vuelva.
Todo se vuelve silencio: no hay llantos ni risas ni entes siniestros.
Desconcertado, volteo hacia abajo; mi cuerpo postrado es todo un teatro.
Familia, amigos, desconocidos, todos reunidos: él ha partido.
Algo mal está conmigo; me encuentro perdido.
Esto no es el cielo ni el infierno, esto no es el más allá,
es solo una visión más.